Tariq Ba Odah.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos denegó este viernes una petición judicial para liberar al yemení Tariq Ba Odah, que está encarcelado en la base de Guantánamo desde 2002 sin afrontar ningún cargo y lleva ocho años en huelga de hambre. Los abogados del reo —que pesa 33,5 kilos— sostienen que la decisión es un indicativo de la falta de determinación del Gobierno de Barack Obama de cumplir su promesa de clausurar elcontrovertido penal cuando queda menos de un año y medio para el fin de su presidencia.
Los letrados de Ba Oda, de 36 años, en su petición de habeas corpus, justificaban su excarcelación por su frágil estado de salud y el hecho de que hace cinco años recibiera el visto bueno para ser liberado por parte de las autoridades militares que gestionan el penal, abierto en 2002 para sospechosos de terrorismo en una base de EE UU al sureste de Cuba.
En el último día de plazo para decidir si bloqueaban la petición, los abogados gubernamentales interpusieron en el juzgado de Washington que lleva el caso un documento de rechazo sellado, lo que desató críticas de la defensa del reo. Un portavoz del Departamento de Justicia justificó el secretismo del documento en motivos de salud y sugirió que la liberación de Ba Oda debe decirla el Gobierno mediante los procedimientos internos y no los tribunales federales.
"El Gobierno de EE UU sigue comprometido en asegurar con prontitud una localización para transferir a Ba Odah", señaló el portavoz en un comunicado. "Ese traspaso será consistente con la ley y la política estadounidense, y ocurrirá de un modo consistente con el compromiso de la Administración de reducir la población en Guantánamo y finalmente cerrar el centro de detención de una manera responsable que proteja la seguridad nacional".
El proceso es especialmente complicado en el caso de los reos yemeníes (mayoritarios en el penal), como Ba Odah, dado que EE UU no los envía a su país de origen por la inestabilidad que lo azota.El sistema actual consiste en que una vez un panel interno en Guantánamo considera que un preso puede ser liberado porque no hay pruebas contra él o no supone un peligro, el Gobierno busca un país que quiere acoger a ese reo ya sea en un sistema de total libertad o arresto domiciliario. Y finalmente, el Pentágono debe dar su visto bueno definitivo basado en exigentes motivos de seguridad nacional, lo que frena el ritmo de traspasos.
La fase inicial -en las comisiones militares en Guantánamo y el panel de revisión- también avanza lentamente, lo que ha llevado a los abogados de los reclusos a tratar de lograr su puesta en libertad en tribunales civiles en EE UU. Desde su creación hace cuatro años, el panel de revisión solo ha analizado la situación de 19 presos, mientras otros 50 permanecen en espera.
El abogado del reo yemení, Omar Farah, del Centro para los Derechos Constitucionales, se declaró “profundamente decepcionado” por el secretismo del documento del Departamento de Justicia y lo consideró un intento de “ocultar la inconsistencia entre la promesa de la Administración de cerrar Guantánamo y los pasos tomados respecto a transferir a hombre autorizados”.
El Departamento de Defensa se ha impuesto al de Estado, que defendía no bloquear el caso de Ba Odah en los tribunales. El primero se opone a la salida de Guantánamo porque teme que suponga un incentivo a llevar a cabo huelgas de hambre. Ba Odah fue detenido por el Ejército pakistaní y acusado de recibir adiestramiento para luchar contra los talibanes. Desde 2007, cuando dejó de comer sólidos, ha sido alimentado a la fuerza a través de una sonda nasal.
Los responsables militares de la presión declinan dar cifras sobre el número de presos en huelga, y subrayan que reciben un trato “humano y seguro”, según explica un portavoz del Pentágono.
La historia de Ba Odah evidencia el limbo legal que supone el controvertido penal, y el farragoso e ineficiente proceso de clausura en un momento en que la Casa Blanca ultima un nuevo plan con ese objetivo. Al inicio de su presidencia, Obama prometió tener clausurada la prisión de Guantánamo a principios de 2010, pero el bloqueo del Congreso al traslado de presos a EE UU y las lentas transferencias a países extranjeros lo han impedido.
Los abogados del preso yemení y grupos en defensa de los derechos humanos consideran su caso una prueba de fuego. “Es una señal de la voluntad real de cerrar Guantánamo por ser una persona que ha sido autorizada a ser liberada”, dice por teléfono Laura Pitter, de la ONG Human Rights Watch en EE UU y que viaja con frecuencia a Guantánamo para seguir las sesiones de las comisiones militares.
Pitter esgrime que es un ejemplo de que Obama podría hacer más para acelerar el traslado de los 52 reos —sobre un total de 116 (solo siete de ellos están imputados)— autorizados a ser liberados. En 2013, el Gobierno no bloqueó una petición judicial para liberar a un reo sudanés enfermo. Y Ba Odah no es el único preso en huelga de hambre con procesos de habeas corpus que cuestionan su detención.
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