(Pienso, hablando legalmente, que hay una razón muy sólida para enjuiciar a todo presidente norteamericano desde la segunda guerra mundial. Todos han sido francos criminales o han estado involucrados en serios crímenes de guerra.) Chomsky

Saturday, March 23, 2013

Irak redefinió el papel de EE UU como guardián de la seguridad mundial, por ANTONIO CAÑO

Irak redefinió el papel de EE UU como guardián de la seguridad mundial | Internacional | EL PAÍS


Irak redefinió el papel de EE UU como guardián de la seguridad mundial

La Administración norteamericana ha renunciado a grandes misiones militares en el exterior



El fracaso de Irak, la guerra que consumió durante una década los recursos económicos de Estados Unidos y toda la energía de su política exterior, ha acabado definiendo el papel de este país como guardián de la seguridad internacional. Con un presidente y un jefe del Pentágono que se cuentan entre los más reconocidos críticos de ese conflicto, la Administración norteamericana ha renunciado, quizá por mucho tiempo, a grandes misiones militares en el exterior similares a la que naufragó en los campos de batalla iraquíes.
Diez años después del inicio de la guerra, Barack Obama emitió ayer un breve comunicado en el que se limitaba a destacar el sacrificio de los cerca de 4.500 estadounidenses que perdieron la vida en Irak y los 30.000 que resultaron heridos, así como el millón y medio de civiles y militares implicados en aquellas operaciones y que hoy se enfrentan a una difícil readaptación a su vida en EE UU.
El sufrimiento de esos veteranos es el símbolo de una nación que aún trata de restañar las heridas provocadas por esa guerra, tanto en lo que respecta a la división abierta en esta sociedad como al desprestigio de la imagen del país y el daño ocasionado a su sistema democrático.
Algunas de esas consecuencias han sido reparadas. Las torturas admitidas en esos años y otras arbitrariedades legales impuestas por el Gobierno de George W. Bush y Dick Cheney, como las escuchas ilegales, los secuestros o las cárceles secretas, han sido expresamente prohibidas. Pero Guantánamo sigue abierto, el presidente mantiene poderes especiales, justificados por la guerra contra el terrorismo, para matar a sospechosos en el extranjero sin control judicial y el país debate aún sobre los límites para garantizar su seguridad sin violar su marco constitucional.
La guerra de Irak movió, además, el ajedrez estratégico en Oriente Medio en un sentido contrario al que pretendían los ideólogos derechistas que la promovieron con falsas razones: Irán se fortaleció, Irak se debilitó, los aliados de EE UU se distanciaron de Washington y toda la región se vio sacudida por movimientos populares completamente ajenos al control norteamericano. Aunque Obama manifestó ayer que “EE UU continúa trabajando con sus socios iraquíes para promover nuestros intereses comunes de seguridad y paz”, es obvio que los acontecimientos en ese país su suceden hoy sin atender apenas la voluntad norteamericana.
El efecto más notable de la guerra de Irak ha sido, sin embargo, el cambio que ha provocado en la concepción de EE UU sobre la manera de ejercer su supremacía internacional. Aunque Obama intentó al principio de su mandato diferenciar Irak, a la que llamó “una guerra de voluntad”, de Afganistán, una “guerra de necesidad”, lo cierto es que el desastre de la primera acentuó el pesimismo sobre los segunda, y ambas llevaron a la Administración al convencimiento de que ese tipo de aventuras, con cientos de miles de soldados sobre el terreno, han dejado hoy de tener sentido.
Obama transformó la guerra contra el terrorismo en una batalla de drones (aviones sin tripulación) dirigidos desde despachos y bases militares a miles de kilómetros del escenario de combate, un método quizá reprobablemente desde el punto de vista ético, pero sin duda de mucha menos implicación militar y con menos riesgos personales y políticos.
La primera vez que Obama tuvo que decidir sobre un ataque en un país extranjero, Libia, optó por una operación quirúrgica de pocos días de bombardeos. Y ese modelo es el que se contempla de cara a posibles intervenciones futuras en Siria o Irán.
La política exterior norteamericana se ha hecho más prudente como consecuencia de Irak. Las fuerzas armadas norteamericanas están dirigidas hoy por Chuck Hagel, un veterano de Vietnam que tuvo serias dificultades para su confirmación en el Senado por su pasado pacifista. Los gobernantes estadounidenses de esta época hablan de diplomacia más que de amenazas, y se insiste en las vías del diálogo hasta el límite de la exasperación de algunos, como en el caso de Irán e Israel.
También como lección aprendida en Irak, sin renunciar expresamente a las acciones unilaterales, la Casa Blanca prefiere ahora el multilateralismo, como se demuestra en la intensa negociación en marcha con Rusia respecto a Siria o con China respecto a Corea del Norte.

Thursday, March 21, 2013

Las tropas españolas durante la guerra de Yugoslavia

Las tropas españolas durante la guerra de Yugoslavia


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Las tropas españolas durante la guerra de Yugoslavia

Los conflictos bélicos en los 90 han acompañado a la desmembración de la antigua Yugoslavia —Eslovenia (1991), Croacia (1991 y 1995), BosniaHerzegovina (1992-1995) y Kosovo (1998-1999)— y han representado un punto de inflexión en la historia reciente
La guerra de Bosnia ha sido la más sangrienta que se ha combatido en Europa desde 1945 y su episodio más atroz, la matanza de prisioneros musulmanes tras la toma de Srebrenica por los serbios en julio de 1995.
Tropas españolas en Yugoslavia










Constituyó no sólo el más grave crimen masivo que ha tenido lugar en Europa durante el último medio siglo, sino también uno de los momentos más trágicos en la historia de la ONU, que dos años antes había declarado a ésta y otras ciudades bosnias «áreas seguras», pero se mostró de hecho incapaz de garantizar su seguridad. La guerra de Bosnia condujo también a que, por primera vez en su historia, fuerzas de la OTAN realizaran en 1994 y, sobre todo, en 1995 operaciones de combate, que fueron expresamente autorizadas por la ONU y contribuyeron de manera sustancial a que los serbios terminaran por aceptar el plan de paz de Dayton. Y por último la guerra de Kosovo ha supuesto una intervención armada de la OTAN sin autorización previa de la ONU y dirigida contra un Estado soberano, la nueva Yugoslavia, en razón de la negativa de ésta a dar a un problema interno una solución que resultara aceptable para la comunidad internacional. Es por tanto difícil exagerar la importancia de los dilemas éticos y políticos que la desmembración de Yugoslavia ha planteado a la comunidad internacional y singularmente a los Estados europeos. Para España ha representado además la culminación de su proceso de integración en el sistema de defensa occidental. En 1994 las Fuerzas Armadas españolas entraron en combate contra un enemigo exterior en territorio europeo, algo que no ocurría desde el fin de las guerras napoleónicas (si se exceptúa el peculiar caso de la División Azul durante la II Guerra Mundial). España, que no fue beligerante en las dos guerras mundiales y sólo ingresó en la OTAN en la etapa final de la Guerra Fría, se ha incorporado de lleno a la nueva política de seguridad euroatlántica que ha surgido tras el final de aquella.

La participación militar española: de la bandera de la ONU a la de la OTAN

El singular papel jugado por dos personalidades españolas, Carlos Westendorp y Javier Solana, ha dado relieve a la intervención española en los conflictos de la antigua Yugoslavia. El primero contribuyó en nombre de la comunidad internacional, como Alto Representante para la Implementación del Acuerdo de Paz, a la lenta marcha de Bosnia hacia la normalidad. Y el segundo se encontró en el puesto clave de Secretario General de la OTAN cuando ésta afrontó la arriesgada decisión de intervenir militarmente contra Yugoslavia.
Antiguo crítico de la OTAN, ministro en sucesivos gobiernos de Felipe González, Solana ejerció al frente de aquélla sus cualidades de trabajador infatigable y hombre de diálogo para, en palabras de un prestigioso semanario británico, «tender puentes» entre el Oeste y el Este, entre Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia. Luego llegó la crisis de Kosovo, el momento de mayor crisis en las relaciones entre Rusia y Occidente desde el final de la Guerra Fría, pero su gestión durante aquellas semanas dramáticas no hizo sino consolidar su prestigio internacional, que le ha conducido a asumir la responsabilidad de poner en marcha la nueva política exterior y de seguridad común (PESC) de la Unión Europea.
Un español se ha convertido en el primer «diplomático en jefe de Europa», en expresión del mismo semanario. Al margen de la aportación excepcional de Solana y Westendorp, la intervención española en los conflictos balcánicos, tanto en el de Bosnia durante el gobierno de Felipe González como en el de Kosovo durante el de José María Aznar, ha sido simplemente la de un país de la OTAN de dimensiones medias, ni más ni menos. Esto sin embargo representa mucho, si recordamos la larga experiencia de relativo aislamiento internacional de España. La plena incorporación de España a la estructura militar de la OTAN sólo se produjo a fines de 1996, un año después de que terminara la guerra de Bosnia, por iniciativa del gobierno de Aznar y a través de un amplísimo consenso parlamentario, que sólo tuvo una discrepancia significativa, la de Izquierda Unida, en contraste con la intensa polémica que acompañó la entrada de España en la OTAN. La intervención militar española en los conflictos balcánicos se inició el 25 de julio de 1992, cuando la fragata Extremadura se incorporó en el Adriático a la agrupación naval de la UEO que tenía como misión vigilar el cumplimiento de las sanciones impuestas a las antiguas repúblicas yugoslavas de Serbia y Montenegro. La participación del Ejército de Tierra se inició el 27 de octubre del mismo año con la incorporación del primer contingente español a la recién desplegada UNPROFOR, la fuerza de protección de la ONU en Bosnia. El Ejército del Aire se sumaría al año siguiente a las operaciones destinadas a hacer efectiva la prohibición de vuelos sobre Bosnia acordada por la ONU. Y a su vez la Guardia Civil participó en la operación de embargo fluvial en el Danubio. Estos primeros pasos de la participación española se realizaron pues en el estricto marco de las decisiones de la ONU y con un doble objetivo, humanitario por un lado y de control por el otro. La aportación más destacada fue posiblemente la de los cascos azules españoles desplegados en Mostar, cuya labor humanitaria en esta ciudad desgarrada por los combates interétnicos ha quedado fijada para el recuerdo en la denominación de Plaza de España que hoy lleva una de sus encrucijadas. Inicialmente no se trataba de misiones de combate, pero esto cambió en 1995, cuando la intervención internacional en Bosnia experimentó una transformación cualitativa. En aquel verano la ONU fue humillada por las milicias serbias de Bosnia, que primero tomaron como rehenes, durante tres semanas, a casi cuatrocientos cascos azules, algunos de los cuales fueron encadenados a posibles objetivos de la aviación internacional a modo de escudos humanos (mayo-junio), y luego perpetraron la atroz matanza de Srebrenica (julio) Tras ello la OTAN optó por emplear su poderío aéreo contra las posiciones serbias de Bosnia, en virtud de la autoridad que le daba la resolución 836 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los ataques aéreos decisivos se produjeron entre el 30 de agosto y el 20 de septiembre de 1995 y en ellos participaron los cazabombarderos F-18 españoles, destacados en la base aliada de Aviano, en Italia. La presión en tierra de las tropas bosníacas y croatas, combinada con los ataques aéreos de la OTAN, forzaron a los serbios de Bosnia a aceptar un acuerdo de paz impuesto por mediadores internacionales, en concreto norteamericanos, después de haber rechazado durante años otras propuestas8. La aplicación del acuerdo de paz de Dayton fue vigilada por una fuerza militar dirigida por la OTAN, la IFOR (fuerza de implementación), que sustituyó a los cascos azules de UNPROFOR y que desde diciembre de 1996 pasó a denominarse SFOR (fuerza de estabilización). Tanto en la IFOR como en la SFOR han participado estados ajenos a la OTAN, incluida Rusia, pero la dirección ha correspondido siempre a la Alianza Atlántica.
El contingente español se integró, junto con efectivos franceses, italianos y marroquíes, en la División Multinacional Sudeste, bajo mando francés y con sede en Mostar, la ciudad a la que desde el primer momento había estado vinculado el esfuerzo humanitario de las Fuerzas Armadas españolas. La misión de SFOR ha contribuido indudablemente a dar cierta estabilidad a Bosnia, pero no la suficiente para que pueda producirse su retirada en un futuro inmediato. El resultado es que España sigue manteniendo en Bosnia, bajo la bandera de la OTAN, un esfuerzo iniciado ocho años antes bajo la bandera de la ONU. A ello se ha sumado el nuevo compromiso asumido en Kosovo, de manera que a comienzos del año 2000 España mantenía 1.560 soldados como efectivos militares en Bosnia y 1.200 en Kosovo. La diferencia entre ambos casos es que en el segundo la intervención no se inició como una operación fundamentalmente humanitaria dirigida por la ONU, sino como una ofensiva aérea contra un Estado soberano decidida por la OTAN al margen del Consejo de Seguridad de la ONU. El 24 de marzo de 1999 las fuerzas aéreas aliadas, entre las que se contaban cazabombarderos F-18 españoles, iniciaron la operación Fuerza Determinante, que tras algo más de 38.000 misiones de vuelo, incluidas casi 10.500 de ataque aéreo, condujo a que Yugoslavia aceptara el 3 de junio un plan de paz. El 10 de junio el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votó la resolución 1.244, que organizó la administración internacional de Kosovo. Las fuerzas yugoslavas se retiraron de la provincia y el 11 de junio comenzó a penetrar en ella la fuerza de intervención internacional (KFOR). De los efectivos totales de esta fuerza, unos 49.000, España aportó 1.200, pertenecientes a la Brigada de la Legión, que se integraron en la Brigada Multinacional Oeste, bajo mando italiano, de la que forman parte también tropas portuguesas. Y efectivos de la Guardia Civil se han incorporado a las tareas policiales internacionales, cruciales para el restablecimiento de la normalidad. Cuando esto se escribe la KFOR está al mando de un general español, Juan Ortuño.

La percepción de la opinión pública

La intervención española en Kosovo, como antes en Bosnia, ha tenido un amplísimo respaldo parlamentario. Izquierda Unida ha sido la única fuerza política importante que condenó en su momento los bombardeos de Yugoslavia, y sus pésimos resultados en las elecciones municipales de aquel mes de junio no parecían indicar que muchos ciudadanos le estuvieran particularmente agradecidos por su campaña de denuncia de la OTAN. Pero de ello no se puede deducir que exista una sintonía entre el pueblo español y sus representantes políticos acerca de la participación de nuestro país en la política de seguridad común, por la que hemos optado con nuestra integración en la OTAN y la Unión Europea. Lo cierto es que hay bastantes indicios de que la sociedad española no siente una excesiva preocupación por los temas de seguridad exterior. De ahí que uno de los tres objetivos básicos de la Directiva de Defensa Nacional adoptada en 1996 fuese precisamente el de «conseguir que la sociedad española comprendiera, apoyara y participara con mayor intensidad en la tarea de mantener un dispositivo de defensa adaptado a nuestras necesidades, responsabilidades e intereses estratégicos». Resulta por tanto del mayor interés comprobar cuál ha sido la actitud de los españoles hacia la intervención de la OTAN y de España en los conflictos de Bosnia y Kosovo. Tales conflictos tuvieron lugar en un contexto de limitada aceptación por parte de los españoles de la pertenencia de nuestro país a la OTAN. En el confuso referéndum de 1986 la permanencia de España fue aprobada por un margen bastante escaso: sólo el 60 % de los electores ejercieron el derecho al voto y de los que lo hicieron un 52 % votó a favor, un 40 % en contra y un 6 % en blanco. Diez años después, una encuesta de ASEP revelaba el apoyo a la permanencia en la Alianza por parte de casi la mitad de los ciudadanos, pero también un rechazo a la misma por más de un tercio, con una marcada diferencia según la actitud ideológica de los encuestados, de tal manera que únicamente quienes se situaban en la extrema izquierda la rechazaban.
Respecto a la intervención en Bosnia, parece claro que las dramáticas imágenes de Sarajevo asediada convencieron a muchos españoles de que algo había que hacer para poner fin a esa situación. En mayo de 1993 un 70 % de los encuestados por el CIS seguían con bastante o mucho interés la guerra de Bosnia, un 65 % creía que se estaban cometiendo atrocidades especialmente graves y un 60 % pensaba que la Comunidad Europea había hecho pocos o muy pocos esfuerzos por solucionar el conflicto. En cuanto a la presencia de tropas españolas en función humanitaria, casi el 80 % estaban totalmente o bastante de acuerdo con que se hubieran enviado e incluso en que se enviaran más. Pero si la cuestión era el envío de tropas españolas en función de interposición, es decir de separación, entre los bandos contendientes, la opinión era mucho menos unánime: algo más del 40 % de los encuestados estaban a favor y otros tantos en contra. Y la eventualidad de una intervención armada era rechazada por una amplia mayoría: el 65 % de los encuestados creían que, a pesar de anteriores fracasos, la comunidad internacional debía seguir presionando diplomáticamente para conseguir un acuerdo negociado y sólo un 25 % era favorable a adoptar medidas militares para imponer la paz a los bandos contendientes.Y en todo caso, si la ONU optaba por esta solución, sólo un 23 % pensaba que las tropas españolas debieran formar parte de la fuerza multinacional que llevase a cabo acciones militares para imponer la paz, mientras que el 68 % estimaba que debían limitarse únicamente a misiones humanitarias o de interposición1. Dos años después, en mayo de 1995, es decir en vísperas de la caída de Srebrenica, parecía notarse en la opinión española un menor interés por el conflicto bosnio, quizá por un efecto de cansancio ante el estancamiento de la situación. Por entonces sólo un 50 % de los encuestados por el CIS seguían con bastante o mucho interés el tema y, lo que resulta más interesante, más del 70 % declaraban que realmente no conseguían entender sus causas. El cansancio se manifestaba también en la división de opiniones acerca de si las fuerzas multinacionales debían permanecer en Bosnia aunque los bandos enfrentados no demostraran en un breve plazo voluntad de llegar a un acuerdo de paz: un 40% de los encuestados estaban a favor y otros tantos en contra. Y ante la prolongación del conflicto habían aumentado los partidarios de una intervención internacional armada: más del 50 % estaban de acuerdo en que la ONU debía imponer la paz militarmente y poco más del 25 % estaban en desacuerdo. Pero cuando en junio de ese mismo año una encuesta de ASEP preguntó por la decisión de bombardear las posiciones serbias de Bosnia, la respuesta fue abrumadoramente desfavorable, con escasas diferencias en razón de la orientación ideológica.

Una reflexión final: ¿por qué intervinimos en Kosovo?

Si España ha participado en las intervenciones militares en Bosnia y en Kosovo no ha sido pues, ciertamente, porque la opinión pública así lo demandara. Por el contrario la opinión española ha sido muy reticente, sobre todo en el caso, más polémico, de Kosovo. Es obvio, en cambio, que España ha intervenido cumpliendo sus obligaciones de miembro de la OTAN, es decir, de acuerdo con el primer objetivo de la Directiva de Defensa Nacional de 1996: «consolidar la presencia de España en las organizaciones internacionales de seguridad y defensa, asumiendo plenamente las responsabilidades y compromisos derivados de su participación en ellas». La gran pregunta es la de si, en el caso de Kosovo, la OTAN ha actuado de acuerdo con los principios básicos del derecho internacional. Desde el punto de vista de quienes más se opusieron a la intervención, como fue el caso de algunos dirigentes de Izquierda Unida, la respuesta es claramente negativa. Willy Meyer ha escrito que la intervención de la OTAN contra Yugoslavia, respondía a un designio peligroso: «la imposición por la fuerza de un Nuevo Modelo de Seguridad basado en la capacidad de agresión de unos Estados contra otros pisoteando la Carta de Naciones Unidas», o en palabras más simples: «mostrar al Mundo quien es el que verdaderamente manda». No han faltado tampoco destacados juristas que consideraran en términos absolutamente negativos la intervención de la OTAN: para Herrero de Miñón fue un dislate jurídico para Rubio Llorente una vuelta a la concepción medieval de la guerra santa, y para Remiro Brotons un «golpe» por el que la OTAN usurpó un ámbito de competencias exclusivo del Consejo de Seguridad. Por su parte un analista político como Carlos Taibo, al tiempo que condenaba sin paliativos el «régimen impresentable» de Milosevic, negó en su momento que la intervención de la OTAN respondiera a una genuina preocupación por los derechos conculcados de la mayoría de la población de Kosovo. La OTAN habría intervenido en primer lugar para preservar su propia imagen, que habría quedado en entredicho si permitía que Milosevic ignorara su repetida afirmación de que en modo alguno toleraría la repetición en Kosovo de lo que había ocurrido años antes en Bosnia, y en segundo lugar para evitar que el conflicto kosovar pudiera extenderse a Macedonia y provocar la intervención de algunos de los Estados vecinos. De todas estas críticas creo que se pueden extraer dos conclusiones válidas: que la intervención de la OTAN ha puesto en cuestión el principio, hasta ahora generalmente aceptado, de que sólo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas está legitimado para autorizar una acción militar que exceda de la estricta legítima defensa, y que no respondió exclusivamente al propósito de defender los derechos de la población albanesa de Kosovo. Disiento sin embargo de los críticos de la intervención en un aspecto fundamental: creo que, a mediados de marzo de 1999, tras el fracaso de las negociaciones de París entre representantes de Yugoslavia y de los albaneses de Kosovo, la intervención militar era la opción menos mala que se podía adoptar.
No es esta la ocasión para entrar a fondo en una explicación de los orígenes del conflicto de Kosovo. Baste decir que, tras la supresión en 1990 de la autonomía de que hasta entonces había gozado la provincia, la población albanesa, ampliamente mayoritaria, vio drásticamente reducidos sus derechos; que en 1991 esta población se manifestó favorable a la independencia en un referendum ilegal; que a partir de 1997 surgió una resistencia armada, protagonizada por el Ejército de Liberación de Kosovo; que en 1998 la comunidad internacional comenzó a presionar a Yugoslavia para que aceptara una solución negociada, y que ese mismo año se manifestaron los primeros indicios de que las fuerzas serbias estaban dispuestas a aplicar en Kosovo el mismo procedimiento que habían aplicado antes en Bosnia, esto es la limpieza étnica, la expulsión en masa de albaneses, que culminaría en los primeros días de la intervención de la OTAN. La valoración retrospectiva de la OTAN, en un texto firmado por el entonces Secretario General, lord Robertson, es que las acciones del régimen yugoslavo en Kosovo amenazaban los valores sobre los que se estaba construyendo la nueva Europa y podían conducir a una propagación de la inestabilidad a los países vecinos, incluida Bosnia, ahora en pleno proceso de paz. ¿Resultan estas afirmaciones exageradas? En mi opinión no, si se recuerdan los acontecimientos de Bosnia, que culminaron en la matanza de Srebrenica de junio de 1995. En aquella pequeña ciudad europea, situada a escasa distancia de vuelo de Roma, de Viena, de Budapest y de Atenas, la protección de la ONU, representada en el terreno por un puñado de cascos azules holandeses, no evitó la matanza a manos serbias de la mayor parte de la población masculina adulta. Esto suponía el máximo descrédito de la propia ONU y al mismo tiempo un ataque frontal al esfuerzo por crear una Europa basada en el respeto a los derechos humanos. Había que intervenir y lo hizo la OTAN, de acuerdo con el Consejo de Seguridad de la ONU. La depuración de las responsabilidades por los crímenes de guerra cometidos por los bandos contendientes es competencia del Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia, creado por el Consejo de Seguridad en 1993, pero la respuesta política de la comunidad internacional vino con la acción de la OTAN y con los acuerdos de paz de Dayton, firmados por los presidentes Milosevic, de Serbia; Tudjman, de Croacia; e Izetbegobic, de Bosnia. En Dayton Milosevic pudo presentarse como un hacedor de paz y fue aceptado como tal. No se discutió allí el status de Kosovo, la provincia en que seis años antes habían comenzado los enfrentamientos que condujeron a la desintegración de Yugoslavia. La comunidad internacional estimaba que el derecho de secesión que tenían las repúblicas integrantes de la Federación Yugoslava no era extensible a Kosovo, mera provincia de Serbia. Esta situación sólo podría haberse consolidado si el gobierno de Belgrado hubiera logrado un acuerdo negociado con los nacionalistas albaneses de Kosovo, lo que ciertamente no era fácil, pero Milosevic optó por el uso de la fuerza y la limpieza étnica.
Ante el espectro de una nueva Bosnia, la OTAN no dudó esta vez. No se admitieron las maniobras dilatorias que habían demorado cuatro años una intervención decisiva en el caso de la propia Bosnia. Cuando Serbia rechazó el acuerdo que se le pretendía imponer, comenzaron los ataques aéreos, sin consulta previa al Consejo de Seguridad, en el que Rusia y China se habrían opuesto. Pero no se trataba sólo de los albaneses de Kosovo. Si se cedía en Kosovo, se ponía en peligro la precaria coexistencia interétnica laboriosamente alcanzada en Bosnia. El conflicto podía extenderse también a la vecina Macedonia, donde la mayoría eslava tiene una difícil relación con la minoría albanesa. Cabía también el peligro de una intervención, directa o indirecta, de Albania. Tampoco cabe olvidar que en Bulgaria se ha considerado tradicionalmente que los macedonios son búlgaros, ni que Grecia vio con franca hostilidad la independencia de Macedonia, ni que la opinión griega simpatiza mayoritariamente con la causa serbia, ni que los turcos son musulmanes, como muchos bosnios y albaneses, ni que las relaciones entre Turquía y Grecia, miembros de la OTAN ambas, son sin embargo muy tensas. El peligro de conflicto regional no era pues desdeñable. Sin contar con el estímulo que un triunfo del exclusivismo étnico frente a los principios en que se basa la Unión Europea hubiera significado para los demagogos nacionalistas de toda Europa. Había que intervenir, pero la intervención no lo resolvió todo, ni podía haberlo hecho. Así es que, en los inicios del siglo XXI, nos encontramos con varios hechos preocupantes. Una provincia yugoslava se ha convertido en un protectorado internacional, sin que se vislumbre a corto plazo una solución acerca de su status definitivo ni se haya avanzado en la convivencia interétnica. Bosnia y Herzegovina es un semiprotectorado, en el que una retirada de las fuerzas internacionales pondría en peligro la paz. Yugoslavia es un estado cuyo presidente, Milosevic, ha sido procesado por crímenes de guerra por un tribunal internacional. El principio de la soberanía nacional y el papel del Consejo de Seguridad de la ONU han sido puestos en cuestión. ¿Alguien dijo que la historia había terminado?

Wednesday, March 20, 2013

Guantánamo. El general John Kelly, ...

Guantánamo. El general John Kelly, ... :: Mensaje de @el_pais :: ESKUP


Guantánamo. El general John Kelly, jefe del Mando Sur de EE UU, responsable de las instalaciones de Guantánamo, en la isla de Cuba, ha asegurado que la huelga que mantienen 24 detenidos busca captar la atención de los medios de comunicación, informa EFE

ONU preocupado por la huelga de hambre de Guantánamo

ONU preocupado por la huelga de hambre de Guantánamo - RT Noticias

ONU preocupado por la huelga de hambre de Guantánamo

Tiempo de publicación: 20 de marzo 2013 10:24
vez Editado: 20 de marzo 2013 15:21
AFP Photo / Jim Watson
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Si bien es consciente de algunas de las denuncias de malos tratos a los reclusos habrían provocado la huelga de hambre - que incluyen la interferencia indebida con los efectos personales de los internos - que todavía estamos tratando de confirmar los detalles ", dice la carta.El organismo de la ONU de Derechos Humanos ha respondido finalmente a la creciente cobertura mediática de la crisis Guantánamo. 
En una carta en respuesta a la investigación de RT, portavoz de la Alta Comisionada dijo que la oficina estaba investigando los detalles de la huelga de hambre masiva.
El comunicado de la oficina del Alto Comisionado sigue diciendo Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, jefe tiene " varias veces lamentó que el Gobierno de los EE.UU. no ha cerrado la bahía de Guantánamo ".
Ella está preocupada con el hecho de que la Ley de Autorización de Defensa Nacional ha creado obstáculos para el cierre de Guantánamo y también los ensayos de los detenidos en tribunales civiles, así como la liberación de los absueltos de las acusaciones.
La ONU no ha tenido la suficiente acceso a la prisión de la isla, lo que hará que sea difícil para el cuerpo humano de la organización de derechos para obtener los datos que necesitan.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que visitó la prisión de la isla del 18 de febrero al 23 fue la primera entre las organizaciones internacionales a formular observaciones sobre la situación en el campo de detención de Guantánamo. Se emitió la siguiente declaración:
El CICR ​​cree que las tensiones del pasado y actuales en Guantánamo que es el resultado directo de la incertidumbre que enfrentan los detenidos ".
Mientras tanto, funcionarios de Guantánamo han vuelto más abierto sobre la huelga de hambre. El martes Guantánamo director de Comunicaciones Capitán Robert Durand confirmó el número de detenidos protestaban casi se duplicó en un período de 10 días, llegando a 24.
Sin embargo, él rechazó las alegaciones de los abogados de los detenidos que la mayoría de los reclusos participaron en la protesta, que al parecer se inició en el centro de detención de la Bahía de Guantánamo el 6 de febrero.
La huelga entra así día 43 el miércoles, con médicos expertos predicen que para el día 45, los participantes pueden experimentar ceguera potencial y la pérdida de audición parcial.
El Centro para los Derechos Constitucionales, ha enviado una carta al secretario de Defensa de EE.UU. Chuck Hagel instándolo " para hacer frente a esta crisis creciente en Guantánamo antes de que otro hombre muere en la cárcel ".

El juicio a Ríos Montt enfrenta a Guatemala con el horror de los ochenta

El juicio a Ríos Montt enfrenta a Guatemala con el horror de los ochenta | Internacional | EL PAÍS


Después de una lucha de años, contra viento y marea, los familiares de las víctimas de las brutalidades del exgeneral Efraín Ríos Montt podrán ver este martes en el banquillo, juzgado por crímenes contra la humanidad, al hombre que marcó la segunda mitad del siglo XX en Guatemala. Tiene 86 años. Sin descartar aún que los abogados logren un nuevo aplazamiento con alguna treta legal, el juicio enfrentará a Guatemala con el espanto de la guerra contra los movimientos izquierdistas en los años 80. Lo que comienza este martes, 19 de marzo, es un relato, por fin en sede judicial, de los traumas que aún sangran en el país centroamericano.


El 23 de marzo de 1982, un grupo de oficiales jóvenes del Ejército de Guatemala, cansados de la corrupción imperante en la cúpula militar que detentaba el poder y cuya brutalidad había dejado al país aislado del contexto internacional, depuso al sanguinario general Romeo Lucas García y elevó al poder a un general retirado de 55 años llamado Efraín Ríos Montt.

Sin que los “jóvenes oficiales”, en su mayoría tenientes y capitanes, lo sospecharan, su decisión de aupar a Ríos Montt abría un capítulo de la historia de Guatemala que estaría marcado por la errática personalidad del viejo general. Fue jefe del Estado durante 16 meses. Pero su protagonismo político en el pequeño país centroamericano ha durado tres décadas, hasta que el 14 de enero de 2012, entregó su acta de diputado y se retiró de la vida política.


Cuerpos de campesinos asesinados en Salacuin, al norte de Guatenala, en 1982.
El breve mandato de Ríos pasará a la historia como un periodo de represión indiscriminada contra la población civil que “servía de sustento” a la subversión izquierdista. La doctrina de la tierra arrasada, versión del “quitarle el agua al pez” que los franceses aplicaron en Argelia y los norteamericanos perfeccionaron en Vietnam, se convirtió en el primer mandamiento de los Ejércitos latinoamericanos de los años setenta y ochenta. En Guatemala, oficiales argentinos formados en las academias francesas llegaron a ser asesores muy valorados.

La lucha contra la subversión de izquierdas llevó a una represión indiscriminada
Los informes citados por organizaciones humanitarias estiman que durante el mandato de Ríos Montt, unos 10.000 guatemaltecos, en su mayoría indígenas, fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales y sus cuerpos sepultados en fosas comunes o dejados a merced de las aves de rapiña. La represión feroz obligó al campesinado a buscar refugio en campamentos mexicanos. Hubo más de 100.000 desplazados. El informe de la CEH documenta 448 aldeas literalmente borradas del mapa.

No obstante, en el juicio señalado para hoy, Ríos Montt y el que fuera su jefe del temido servicio de inteligencia (la G-2), José Mauricio Rodríguez Sánchez, solo deberán responder por 15 masacres ocurridas en el área conocida como Triangulo Ixil (Quiché, norte). Los hechos costaron la vida a 1.771 personas. De acuerdo con el informe de los forenses, “un 43% de los esqueletos exhumados corresponden a niños de entre cero y 12 años y más del 50%, a mayores de 50 años”.


De izquierda a derecha, el general Horacio Maldonado, el general Efraín Ríos Montt, y el coronel Luis Francisco Gordillo, el 23 de marzo de 1982 tras dar el golpe de Estado. / AP
Antes de entregar el poder a los civiles en 1985, el Ejército destruyó todos los documentos “comprometedores”, lo que impide determinar con exactitud el alcance de la represión y la responsabilidad de los mandos. Pero los informes sobre la Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi), del malogrado obispo Juan Gerardi, y el de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), patrocinada por la ONU, permiten una aproximación a lo ocurrido.

Al respecto, los defensores de Ríos Montt, que no niegan la “existencia de las víctimas”, insisten en que no hay manera de probar que la orden de exterminio emanara del entonces jefe de Estado. La Fiscalía, por su parte, argumenta que los sindicados no pueden eludir su responsabilidad, “porque como máximas autoridades de las fuerzas castrenses eran informados de los operativos desarrollados por el Ejército”.

En los hechos concretos que se juzgan, 15 matanzas de indígenas, murieron 1.771 personas. El 40% de los cadáveres recuperados eran de niños menores de 12 años
La cadena de mando estaba encabezada por Ríos Montt, en su calidad de jefe del Estado y Comandante General del Ejército; Óscar Humberto Mejía Víctores, ministro de Defensa; y Héctor Mario López Fuentes, jefe del Estado Mayor Presidencial. Estos dos últimos se han librado de ser enjuiciados por razones de salud.

El auge de Ríos Montt, el hombre que, guste o no, marca la historia de la Guatemala de la segunda mitad del Siglo XX, hay que buscarlo en la ausencia de líderes, exterminados por los militares, y en la corrupción con que estos manejaron el país desde las más altas instancias de poder.

A principios de los 80, Guatemala atravesaba una situación de guerra interna. En Nicaragua, los sandinistas habían derrocado al dictador Anastasio Somoza. Las guerrillas salvadoreñas demostraban una fortaleza que hacía viable su ascenso al poder. En Guatemala, los rebeldes ejercían dominio sobre amplios territorios, particularmente en el altiplano de población mayoritariamente indígena.

Hay poderes fácticos del país que no permitirán una dura condena como quieren las víctimas, opinan los analistas
Como contrapartida, las sucesivas dictaduras militares, disfrazadas de democracia por medio de elecciones amañadas, estaban totalmente agotadas. La corrupción y la brutalidad de la represión, que alcanzó una de sus cotas más altas con el salvaje asalto a la Embajada de España el 31 de enero de 1980, hacía que el régimen, totalmente aislado del mundo, se tambaleara. La operación para salvar a Guatemala precisaba de un líder carismático, capaz de dar un golpe de timón a la nave del Estado, totalmente a la deriva.

Para el analista Gustavo Berganza, el contexto histórico es determinante en la deriva político-represiva de Efraín Ríos, quien sufrió la presión de la administración de Ronald Reagan para salvar a Centroamérica del comunismo internacional. Y lo hizo con medios limitados. Estados Unidos le había quitado toda la ayuda militar, por la apuesta del anterior mandatario, Jimmy Carter, en favor de los derechos humanos. Esto permitió a los militares tener una gran autonomía a la hora de enfrentar a la guerrilla. “El hecho de no depender de los militares estadounidenses, como sucedió en El Salvador, hizo que la guerra en Guatemala tomara derroteros diferentes, con asesores israelíes y argentinos. Estos últimos, auténticos maestros de la represión en el continente”, enfatiza.

“Él no es el único responsable de las 50.000 muertes”, dice un experto
Para el historiador José Cal, “fue durante los Gobiernos de Romeo Lucas García (1978-1982) y de Efraín Ríos Montt (marzo de 1982 a agosto de 1983) cuando la represión alcanzó su clímax, con ataques directos a las poblaciones civiles. El avance de la guerrilla era evidente. Había creado una base social en estas comunidades, mientras que otras poblaciones se oponían a los controles que el Ejército ejercía sobre ellas. Esto permitió el exterminio masivo de poblaciones y la represión generalizada a cualquier manifestación de oposición política”.

Con respecto al resultado del juicio, el historiador cree que “fruto de la presión internacional”, lo más probable es una condena, aunque recuerda que, por el otro lado, hay poderes fácticos, como la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (Avemilgua) que anuncian, recurriendo incluso a la amenaza abierta, que no permitirán la prisión de oficiales “que salvaron a Guatemala de la amenaza del marxismo”.

Gustavo Berganza señala que, de alguna manera, es un despropósito el que solo se procese a Ríos Montt, a quien se le carga toda la responsabilidad de 36 años de guerra. “Él no es el único causante de las 50.000 muertes por las que se le sienta en el banquillo”.



ASI SE CONTO EN EL PAIS EN 1982

El golpe incruento de los "jóvenes oficiales" guatemaltecos no tiene todavía una definición política clara, salvo la hecha ayer por el jefe de la Junta militar, general Efraín Ríos Montt, de restaurar la democracia mediante elecciones libres "en cuanto la situación del país lo permita". Los nuevos mandos militares, que contaban con el apoyo previo de 931 oficiales, controlan de hecho todo el territorio guatemalteco, sin que a lo largo de ayer se registrase ningún movimiento de oposición.

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Una azarosa historia jalonada de golpes
Incluso la violencia revolucionaria parece haber cesado momentáneamente, hasta el punto de que en las últimas veinticuatro horas sólo se han registrado seis muertes en todo el país frente a un promedio diario que solía elevarse por encima de las quince.La capital era ayer una ciudad normal, en la que los controles intensísimos de los cuerpos de seguridad habían sido sustituidos por un patrullaje bastante discreto del Ejército. En la carretera que conduce desde el puesto fronterizo de las Pinamas hasta Guatemala (127 kilómetros) sólo se había instalado un control, con dos tanquetas a doce kilómetros de la capital.

Todos los partidos políticos que el pasado día 7 denunciaron el carácter fraudulento de las elecciones han expresado su apoyo a este movimiento militar, que trata de presentarse como un intento de recuperar la economía y la fe en las instituciones democráticas.

Para las cinco de la tarde de ayer, la Democracia Cristiana había convocado una manifestación de apoyo al nuevo Gobierno. Vecinos de la capital se han acercado a los soldados para expresarles su simpatía. Por primera vez en muchos años parece adivinarse de este país alguna posibilidad de entendimiento entre el Ejército y la población civil.

Desde el palacio nacional, el nuevo presidente, un hombre gesticulante de 57 años, ha hecho un llamamiento a la iniciativa privada para que apoye al movimiento golpista. Al quedar abolida la Constitución y disuelto el recién elegido Congreso nacional, la Junta gobernará por decreto.

El máximo poder del país lo ostenta un triunvirato militar, presidido por el general Efraín Ríos, al que acompañan en la Junta el general Horacio Maldonado y el coronel Hernando Gordillo.

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Dos civiles formaran Darte de la Junta militar guatemalteca

Viene de la primera página
La nueva Junta ha designado corno asesores a seis oficiales, entre ellos dos capitanes y un subteniente, haciendo honor de esta manera a lo que se ha llamado "el golpe de los jóvenes oficiales".
En su primera conferencia de Prensa, ofrecida a mediodía de ayer, el nuevo presidente militar anuncio que dos civiles formarán parte del Gobierno. Alfonso Alonso Lima, hasta ahora viceministro de Relaciones Exteriores, será en nuevo canciller, y Luis América, anterior director de Educación Media, se hará cargo de la cartera de Educación.
La plana mayor del Ejército estará formada por el general Héctor Mario López, nuevo jefe del Estado Mayor; el general Oscar Mejía, viceministro de Defensa, y el coronel Hernán Ponce, nuevo director de la policía nacional.El presidente Ríos Montt desempeñará también la cartera de Defensa, mientras el general maldonado se hace cargo de ministerio de Gobernación, y el coronel Gordillo estará al frente de el de Comunicaciones.
Ríos Montt ha prometido acabar con los asesinatos políticos y con la corrupción administrativa. En cada una de sus apariciones a la Prensa ha reiterado la necesidad de que el Ejército sea la única institución que tenga armas. Ha pedido a los civiles que quiten las ametralladoras de los tejados de sus casas y que las entreguen. "Quítense las pistolas de su cinto", dijo, " y pónganse un machete para trabajar, porque necesitamos trabajar con responsabilidad".
Entrar las armas
En su primera intervención pública ha pedido igualmente a la guerrilla que entregue su armamamento, porque, en otro caso, el Ejército se lo quitará por la fuerza. "Yo no aparecerán más asesinados en las orillas de las carreteras; se fusilará al que esté en contra de la ley, pero no más asesinatos. Queremos respotar los derechos del hombre, que es la única manera de aprender a vivir democráticamente".
El fraude electoral del pasado 7 de marzo parece haber sido el detonante de este golpe, que es el cuarto en los últimos 30 años. El nuevo presidente habló de una larga historia de engaños electorales al pueblo de Guatemala, del que dijo que había sido defraudado hace ocho años, y también en las dos últimas elecciones. Precisamente en 1974, Ríos Montt fue candidato a la presidencia con el apoyo de la Democracia Cristiana guatemalteca.
El truiunvirato militar en el Poder ha prometido para los próximos días un programa político detallado. El programa se impondrá manu militari sin que los partidos tengan otra opción que la de apoyarlo. El general Ríos Montt ha insistido en que el movimiento que éldirige es exclus:ivamente militar y que los partidos políticos nada tienen que hacer en este momento.
A lo largo de su primera conferencia de Prensa, el nuevo hombre fuerte de Guateama se refirió insistentemente a, que su responsabilidad la ejerce ante Dios y la oficialidad joven, que quiere quitarse de encima la meinipulación del alto mando.
La Junta ha prometiodo investigar la actuación del último Gobierno, cuyos miembros podrán ser enviados al juez en el caso de que se les encuentren responsabilidades penales. Dijo que todos los miembros del Gabinete deben estar a disposición de la Junta para el traspaso de poderes en las dependencias oficiales.
Sobre la suerte del presidente derrocado, general Romeo Lucas, dijo que había sido trasladado inicialmente al cuartel general de la fuerza aerea y que en este momento se encuentra sometido a arresto domiciario en su finca del departamento de Alta Verapaz, a unos 240 kilómetros al norte de la capital. En este mismo lugar se encontraría el ex jefe del Estado mayor, general, Benedicto Lucas. De esta forma se desmentían otras informaciones que situaban a los dos generales en México.
El presidente dijo que no le preocupaba dónde pudiera esta Aníbal Guevara, designado presidente constitucional por el disuelto Congreso. Manifestó que desde su dimisión del ministerio de Defensa, para presentarse a las elecciones presidenciales, era un civil más. Algunas informaciones periodísticas decían ayer que Aníbal Guevara se encuentra en Miami desde el pasado lunes, extremmo que habría sido confirmado por su servicio de seguridad.

Saturday, March 09, 2013

Dos atentados dejan ocho niños muertos en Afganistán (LA SIEMBRA DE OCCIDENTE: UNA DEMOCRÁTICA MATANZA DESDE LIBIA A PAQUISTAN)

LA SIEMBRA DE OCCIDENTE: UNA DEMOCRÁTICA MATANZA DESDE LIBIA A PAQUISTAN
Dos atentados dejan ocho niños muertos en Afganistán | Internacional | EL PAÍS



Dos atentados han sacudido hoy a Afganistán en las últimas horas causando la muerte de al menos 18 personas, ocho de ellas niños. Nueve civiles han muerto y 15 han resultado heridos en un ataque suicida perpetrado en la sede del Ministerio de Defensa afgano en Kabul, mientras que ocho menores y un policía han fallecido en otro atentado suicida en la ciudad de Khost.

El Ministerio de Defensa de Afganistán ha confirmado este sábado que nueve civiles han muerto y quince personas han resultado heridas, entre ellas varios soldados afganos, en el atentado suicida perpetrado contra su sede en Kabul, en un comunicado emitido por el portavoz de Defensa, el general Zahir Azimi.

Los talibanes han reivindicado la autoría del atentado en Kabul, según ha informado la agencia de noticias afgana Pajhwok, el mismo día en el que el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, se encuentra en el país en su primera visita oficial. El asaltante suicida ha hecho detonar la carga adherida a su cuerpo cuando se hallaba, montado en una bicicleta, a unos 30 metros de la puerta de la sede ministerial en torno a las 9.00 hora local (5.30 hora peninsular española).

En la ciudad de Khost, capital de la provincia del mismo nombre en el este de Afganistán, han muerto ocho niños y un policía tras el atentado con bomba perpetrado por un suicida. El ataque ha ocurrido hacia el mediodía local y en él han resultado heridos otros dos menores, según un responsable local de Policía que prefirió mantener el anonimato. "Un suicida explotó una bomba cerca de una patrulla formada por policías afganos y fuerzas internacionales", ha afirmado el gobernador provincial de Khost, Barialai Rawan, en un comunicado.

Según un informe de la misión para Afganistán de la ONU publicado la semana pasada, la guerra en Afganistán dejó a lo largo de 2012 un total de 2.759 civiles muertos y 4.805 heridos.


SEÑOR OBAMA, CUANDO CERRARA GUANTANAMO?????

El juicio civil al yerno de Bin Laden reabre el debate sobre Guantánamo | Internacional | EL PAÍS




Lejos de Guantánamo y fuera de una comisión militar, el yerno deOsama Bin Laden y portavoz del grupo terrorista Al Qaeda, Suleimán Abu Ghaith, se declaró este viernes inocente en un tribunal federal de Nueva York de conspirar para asesinar norteamericanos. Pero mientras que la Administración de Barack Obama se congratulaba por tan importante captura, su entrada en territorio de Estados Unidos y su comparecencia ante una corte civil provocaba duras críticas por parte de los republicanos que ven lo sucedido como una maniobra política de la Casa Blanca para cimentar un plan para cerrar Guantánamo.
Lindsey Graham, senador republicano en varios comités del Congreso que atañen a la seguridad nacional, se mostró sorprendido y enfurecido por diferentes motivos. Sorprendido por haber conocido la noticia de que EE UU tenía en su poder al yerno de Bin Laden por la prensa. Enfurecido porque Abu Ghaith no esté siendo interrogado en el centro de detención de Guantánamo al tratarse de un ‘combatiente enemigo’ y que por el contrario vaya a disfrutar de todos los derechos que la Constitución americana concede a los estadounidenses.


Una imagen de Suleiman Abu Ghaith. /REUTERS
“Creemos que la decisión de la Administración de traer a esta persona a Nueva York sin haber hecho partícipe al Congreso sienta un mal precedente”, dijo Graham en rueda de prensa en Washington mientras señalaba de forma reiterada a la foto en la que se ve a Abu Ghaith junto a Bin Laden y el lugarteniente de este último, Ayman al Zawahiri. “Ponemos sobre aviso a la Administración”, advirtió el senador de Carolina del Sur. “Meter de forma furtiva a este tipo en el país, claramente en contra de lo que piensa el Congreso que debe hacerse respecto a combatientes enemigos, no quedará sin respuesta”, aseguró.
La detención de Abu Ghaith y cómo ha llegado a EEUU es confusa. Todo apunta a que fue detenido en Turquía tras salir de Irán pero que aquel país se negó a entregarlo a las autoridades norteamericanas y decidió deportarlo a Kuwait, de donde es originario Abu Ghaith, 47 años, a pesar de que fue despojado de esa nacionalidad tras los ataques terroristas del 11-S. Durante una parada técnica en Ammán (Jordania, cuyos servicios secretos son uno de los colaboradores más cercanos de la CIA en Oriente Próximo), agentes estadounidenses se hicieron cargo de él y le condujeron hasta su destino final, Nueva York.
A tan sólo unos cuantos bloques de donde se levantaban las Torres Gemelas que fueron derribadas el 11 de Septiembre de 2001, Abu Ghaith comparecía este viernes ante el juez Lewis Kaplan en una vista que ha durado menos de 20 minutos y en la que no ha pronunciado una palabra. Su abogado habló por él. El yerno de Bin Laden, casado con Fátima, puede llegar a ser condenado a cadena perpetua, ya que la pena de muerte está abolida en el Estado de Nueva York.

El juicio de Abu Ghaith será uno de los primeros a un líder de Al Qaeda en territorio estadounidense. Desde el 11-S, 67 terroristas extranjeros han sido condenados en tribunales federales de EEUU, según
 Human Rights First, un grupo de control que obtuvo la información del Departamento de Justicia tras esgrimir la Ley de Libertad de Información. De los cientos de personas que han pasado por Guantánamo, tan sólo siete han sido condenadas en las comisiones militares creadas para juzgar a los detenidos dentro de la guerra contra el terrorismo instaurada por George W. Bush.En la misma rueda de prensa en la que dejó saber su parecer Graham, la senadora republicana Kelly Ayottemanifestó su disgusto con que a Abu Ghaith se le fueran a condecer los mismos derechos que a un norteamericano. “No debería de haber venido a EEUU hasta que hubiera sido interrogado a fondo”, dijo Ayotte añadiendo que en el momento en que entró en el sistema civil de justicia tenía derecho a “mantener silencio”. “Lo último que queremos es que guarde silencio”, apuntó la senadora republicana por New Hampshire. “Cuando se encuentra a alguien como él, tan cercano a Bin Laden, lo último que queremos hacer, en mi opinión, es ponerle ante una corte civil”, prosiguió Ayotte. “Este hombre debería estar en Guantánamo”.
Tras su llegada a la Casa Blanca en 2009, el presidente Obama prometió cerrar Guantánamo y juzgar a los sospechosos de terrorismo extranjeros en tribunales federales americanos. Pero el Congreso impidió el cierre del polémico centro de detención y los legisladores republicanos se oponen a que esos sospechosos sean traídos a suelo norteamericano. En 2010, la Administración demócrata abandonó sus planes de juzgar en la misma corte en la que ayer compareció el yerno de Bin Laden a los cinco hombres acusados de orquestar el 11-S. Ayer, en su segundo mandato, Obama sentaba en un juzgado civil al yerno de Bin Laden.

Thursday, March 07, 2013

Chávez y Yeltsin - Diario de BerlínDiario de Berlín

Chávez y Yeltsin - Diario de BerlínDiario de Berlín


Chávez y Yeltsin

Dejémonos de hipocresías: el principal delito de Hugo Chávez fue ocuparse de los pobres. Todo lo demás, incluso si hubiera sido un caudillo autoritario, como han venido vendiéndonos los killer-periodistas de nuestra parroquia con particular encono, se le habría perdonado. Y la demostración es Yeltsin, el presidente Yeltsin de Rusia, ¿se acuerdan?
A diferencia de Chávez, Yeltsin protagonizó una contrarrevolución en beneficio de los ricos. A diferencia del venezolano, sus elecciones y referendos estaban amañados, pero a Yeltsin se le perdonaba todo. Hasta dio un golpe de estado, en octubre de 1993, en el que disolvió a cañonazos el primer parlamento enteramente electo de la historia de Rusia. No solo no fue condenado por ello, sino que fue elogiado. Aun recuerdo la editorial que un diario alemán, elFrankfürter Allgemeine Zeitung, dedicó al evento. “Sternstunde der Demokratie”, la hora estelar de la democracia, decía, con un cinismo que habría complacido al mismo Goebbels. Era la línea habitual: repasen la hemeroteca euroatlántica, los EconomistFinancial Times, y naturalmente también los nuestros, sobre Rusia a partir del 4 de octubre de 1993 y verán.
A Yeltsin se le perdonó todo, hasta su guerra infame contra Chechenia en la que murieron decenas de miles y donde ciudades como Grozny quedaron reducidas a una especie de Stalingrado. Clinton colaboró, probablemente, en la eliminación del líder independentista checheno, el General Dhojar Dudayev, dirigiendo un misil a partir de una imprudente llamada telefónica que el General realizó con su móvil. Entonces el ejército ruso aún no tenía la tecnología para aquel “tracking”, aquel tipo de rastreo informático-militar…
El segundo gran delito de Chávez, estrechamente ligado al primero, fue desafiar al Imperio. Integrar y coordinar ese desafío con otros países, crear Albas y bancos, desarrollar relaciones internacionales autónomas.
Doscientos años después de su independencia, las repúblicas latinoamericanas apenas ahora comienzan a ejercerla, y no todas. Recordemos que históricamente a los políticos latinoamericanos que emprendieron tal temeridad se los liquidaba, la lista es conocida y no es necesario mencionarla. Y lo mismo pasa en África desde Lumumba, en los sesenta, hasta Sankara, el Sankara de Burkina Faso, asesinado en 1987, ¿les suena el nombre?, pasando por Amilcar Cabral, Ben Barka y tantos otros. Antes de reírse de las sospechas lanzadas desde Caracas sobre el presunto carácter inducido de la enfermedad mortal de Chávez, uno debería desempolvar los libros de historia. ¿De qué se ríen estos necios?
Desde África, donde ahora mismo se está sufriendo una ofensiva militar imperial para controlar aún más estrechamente recursos y posiciones estratégicas, se ve con cierta sana envidia el avance emancipador que las repúblicas hermanas de América Latina han afirmado en los últimos años; desde Bolivia, hasta Ecuador, de Venezuela a Brasil y Argentina. Que eso no tenga mucho de “socialismo del siglo XXI”, cambia poco el asunto: es un claro avance emancipador, y punto.
En la mayoría en desarrollo de los países del mundo, Chávez va a ser valorado por eso, por esos dos aspectos que en Euroatlántida son pecado. Pero incluso en esto hay matices. En Alemania, por ejemplo, los medios de comunicación no hablan de Chávez con la retrógrada inquina que demuestran los medios y los periodistas del estáblishment españolito. Desde luego no lo alaban, pero mantienen una distancia que en España se ha perdido por completo. En muy pocos países de Euroatlántida se utiliza con tanto desprecio como en España la palabra “tercermundista” o “tercer mundo”, referida a los países en desarrollo que intentan salir de hoyo. El motivo es que España misma era un país “tercermundista” hasta hace no mucho.
En la transformación sicológica del españolito medio de los últimos treinta años se ha producido lo que denomino un proceso de “asfaltado mental”: de la misma forma en que nuestros paisajes han sido destructivamente degradados y transformados por el ladrillo, la mentalidad del españolito medio ha perdido cualidades y valores esenciales, vinculadas al sentido de la dignidad, de la solidaridad y del sentido de reacción ante la injusticia. En el país del Quijote creció una nueva arrogancia de nuevo rico, cutre e hijoputecado. España se “agringó”.
Ahora que la crisis mundial nos regresa a determinados puntos de partida, ahora que nadamos manifiestamente impotentes en el charco de nuestra propia porquería político-económica, es el momento de reflexionar y de relacionar nuestro charco nacional con el asfaltado intelectual. Si lo hacemos quizás aún estemos a tiempo de retomar aquellas relaciones y complicidades con América Latina que en los años setenta eran tan obvias e indiscutibles. Al fin y al cabo, nuestra creciente condición de “tercer mundo europeo”, de sometidos a los designios dominantes de Berlín y Bruselas, de obedientes alumnos aventajados en el cumplimiento de los programas suicidas que la gran banca y el gran capital, incluido el nuestro, imponen a nuestro país en contra de sus intereses nacionales más básicos, toda esa miseria, nos hermana bastante con los amigos del otro lado del Atlántico-Sur. Y actualiza también en nuestra propia casa sus impulsos emancipadores.
Independientemente de cual sea la complicada evolución que se viva ahora, Chávez ha colocado a Venezuela, un país cuyo 80% de la población no existía, no solo en el mapa de América, sino en el del mundo. Yeltsin desmanteló la Rusia soviética, ahora tan añorada por sus garantías sociales, sentando las bases de las grandes convulsiones sociales que aún están por venir en aquel país. Pero, de acuerdo con las circunstancias de nuestro lamentable asfaltado nacional, condenamos siempre al primero y aplaudimos en su día al segundo.

Petras: Chávez, un hombre de acción, pasión y pensamiento profundo

Petras: Chávez, un hombre de acción, pasión y pensamiento profundo | CONTRAINJERENCIA
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En declaraciones para La Radio del Sur, el analista político estadounidense, James Petras destacó que el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez era un hombre de acción, pasión y pensamiento profundo.
Agregó que el Mandatario venezolano era un hombre universal como los grandes pensadores del renacimiento, con la diferencia de que Chávez no era un simple pensador, “era un hombre de prácticas, de acción, pasión y pensamiento profundo eso son los hombres del renacimiento y Chávez es un líder político“.
Señaló que Chávez representa muchas cosas, un hombre del renacimiento del siglo XXI“ya que era un líder que creó una ética política en un momento histórico, en donde hay tanta corrupción entre los lideres del Europa y Norteamérica, además era una persona que cumplió con sus promesas después tantas campañas electorales, no como hemos visto en el mundo donde los políticos prometen muchas cosas y no cumplen un ejemplo de ello son los Estados Unidos”.
En ese sentido, manifestó que Chávez enarboló la bandera bolivariana y la defendió con todas sus fuerzas demostrando en las urnas y en la vida su sólido liderazgo.
Resaltó que Chávez era un gran líder mostrando la posibilidad de avanzar con programas sociales y económicas,“mientras que en otros países como en Estados Unidos genera recortes sociales que  cargando el pueblo sobre la deuda de los banqueros y otros países están pasando por una crisis económica”.
El analista político estadounidense señaló que su legado de salvar la vida de millones de venezolanos sigue vigente, al igual que su lucha contra el imperialismo y por un mundo más justo.
Petras detalló que la Alternativa Bolivariana de Nuestra América (ALBA),  la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la integración de Venezuela como miembro pleno al Mercado Común del Sur (Mercosur) y “la idea de profundizar los lazos con América del Sur- África (ASA) construyendo comercios y relaciones, son acciones impulsadas por Chávez, y forman partes de los grandes legados que deja el líder bolivariano a esta y otras generaciones”.
Afirmó que el legado de este líder latinoamericano permanecerá vigente en los corazones del pueblo venezolano y del mundo.
Este viernes 8 de marzo está previsto que se realice a las 10H00 locales (14H30 GMT) la ceremonia oficial de Estado, a la cual asistirán los jefes de Estado, presidentes y representantes de Gobierno de distintas naciones que han comenzado a llegar a Venezuela.
El mandatario Hugo Chávez falleció a las 04H25 (20H55 GMT) del martes 5 de marzo, tras haber batallado casi dos años contra el cáncer que lo aquejaba.
Adjunto a esta nota escuche la entrevista realizada al analista político estadounidense, James Petras en el programa Mientras Tanto y por si Acaso, transmitido por La Radio del Sur.