Moaz al-Jatib, presidente de la Coalición Nacional Siria hizo estallar una bomba política de gran impacto ayer cuando expresó su disposición a conversar con representantes del régimen del presidente Bashar al-Asad en Estambul, El Cairo o Túnez, para evitar un mayor derramamiento de la sangre de los sirios.
El sheij Al-Jatib puso como condición que se cumplieran dos condiciones entre las que no estaba la salida de Bashar al-Asad: la primera fue que se liberara a los 160 mil presos en las cárceles del régimen y que se prolongara la validez o renovaran los pasaportes de los sirios en el exterior durante dos años al menos.
Esta iniciativa de Al-Jatib recibió la feroz oposición del CNS que forma parte de la Coalición que lidera Al-Jatib, cuyo portavoz dijo que se trataba de opiniones personales que no representaban a la Coalición y que se oponían al Documento fundador de Doha que expresa el total rechazo a negociar con el régimen e insiste en la salida de todos los que lo representan. Otras partes de la oposición siria lo acusaron de alta traición, a lo que contestó que estaba siendo víctima de terrorismo de pensamiento, y que había quien quería oír ideas así a pesar de la negativa de muchos.
Las acusaciones de traición no son nuevas en el vocabulario de la oposición siria, por no decir que son una parte fundamental de la misma, que algunos lanzan contra todos aquellos que no piensan igual que ellos y normalmente vienen acompañadas de acusaciones de ser agentes del régimen. Así, el sheij Al-Jatib ha pasado de ser un héroe al que ensalza la mayoría aplastante de los líderes de la Coalición a ser un cómplice del régimen en sus crímenes y masacres.
El sheij Al-Jatib no propuso esto partiendo de la ignorancia y la estupidez, sino que se basó en los datos y hechos que se le presentaron en la reunión en Londres bajo el paraguas del gobierno británico con el lema de crear un gobierno nacional alternativo al régimen hace dos semanas, y su en la reunión de los Amigos de Siria en París hace dos días, donde escuchó las opiniones de los invitados y convocantes, opiniones que frustraron sus esperanzas en torno a que se arme a la oposición con armas modernas
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Hay varias causas que llevaron al sheij Al-Jatib a proponer esta iniciativa que tal vez le lleve a dimitir de la Coalición, debido a las vergonzosas acusaciones de las que ha sido víctima, o porque ello ocasione una división en el frente de la oposición siria, y tal vez la salida del CNS del paraguas de la Coalición. Estas causas pueden resumirse en los siguientes puntos:
Primero: Occidente y EEUU en concreto se han desentendido de la idea de armar al ESL y las otras facciones de la oposición armada y han mandado avisos claros a los países del Golfo para que no envíen armas ni dinero a los revolucionarios.
Segundo: El presidente Barak Obama afirmó en su discurso de segunda investidura que había terminado la década de las guerras y había comenzado la de la paz, basada en el diálogo, lo que supone un claro mensaje a la oposición siria que dice que su país no puede intervenir militarmente en el expediente sirio.
Tercero: La crisis siria ha llegado a un estadio de parálisis como resultado del fracaso del régimen en acabar con la oposición armada por medio de la solución securitaria militar y de la incapacidad de esta última de acabar con él por los mismos medios.
Cuarto: Los países árabes que apoyan a la oposición no han valorado bien la fuerza del régimen y el apoyo exterior que tiene, ruso e iraní especialmente, y su disposición a entrar en una guerra mundial para evitar su caída si es necesario.
Quinto: La fuerza de las organizaciones yihadistas ha crecido y se han implantado en la mayor parte de Siria, concretamente en el norte, teniendo éxito en reclutar a cientos, si no son miles, de jóvenes sirios en sus filas y en ofrecer servicios sociales y de subsistencia en las zonas donde ha caído la presencia del régimen, como hicieron los talibanes en Afganistán.
Sexto: La mayoría de países árabes que apoyan a la oposición armada se han rendido a la idea de que la solución política es la única salida a la crisis, lo que significa un reconocimiento y una aceptación de que el régimen continúe, aunque sea durante un breve período y se abran las puertas al diálogo.
Séptimo: La Liga Árabe y los ministros de Exteriores han abandonado el expediente sirio y quedó es curioso que el señor Nabil al-Arabi, su Secretario General, dijera que iría al Consejo de Seguridad para imponer el alto el fuego y no para acelerar la intervención militar occidental, como de costumbre.
El sheij Moaz al-Jatib se dio cuenta de estas cosas en conjunto y por separado, pero lo más peligroso de lo uno y lo otro es que se dio cuenta de que la comunidad internacional ha empezado a tratar la crisis siria como una cuestión de refugiados y no como la cuestión de un pueblo o una parte del mismo que exige reformas, un cambio democrático y que se ponga fin al régimen dictatorial. La reunión en Kuwait, durante la cual se logró recabar más de mil millones de dólares para ayudar a los refugiados sirios en el interior y el exterior no es más que una materialización de esa transformación.
El tratar los asuntos humanitarios olvidando las políticas por parte de los países árabes y extranjeros y bajo el patrocinio de Naciones Unidas y su Secretario General, nos recuerda al mismo tratamiento que se hizo hace 65 años con la cuestión palestina, considerando que se trataba de una cuestión de refugiados que merecían ayuda humanitaria y campamentos de refugio.
Las declaraciones de Lajdar Brahimi en las que dijo que el pueblo sirio está destrozando su país con sus propias manos y que el país se está dirigiendo rápidamente hacia el caos sangriento fueron un indicador de todos los desarrollos actuales, y parece que existe una solución negociada que están a punto de imponer dos grandes estados (Rusia y EEUU), y que puede que se materialice en su forma final durante la inminente reunión entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo estadounidense Barack Obama.
La oposición siria puede dividirse en tres grupos principales:
-El que aceptaría dialogar con el régimen para lograr una solución pacífica.
-El que rechaza el diálogo con el régimen y se aferra a la necesidad de que su cabeza y representantes se marchen, que podría ser el CNS en su forma antigua bajo el paraguas de la Coalición, donde los Hermanos Musulmanes son el componente principal.
-Los grupos yihadistas bajo el liderazgo del Frente de Al-Nusra que se niegan a dialogar con el régimen totalmente y exigen que sea derrocado y sus líderes y representantes asesinados para establecer un Estado islámico en su lugar donde se aplique la shari’aliteralmente.
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Después de que se calme la iniciativa de Al-Jatib y se aclaren las posiciones de la oposición siria y la comunidad internacional, concretamente la occidental, tal vez nos encontremos ante un nuevo escenario sirio totalmente distinto representado por la formación de “despertares sirios” que coincidan con el régimen sirio en su lucha contra los grupos yihadistas para erradicarlos, como sucedió en Iraq en el tiempo del general David Petraeus, líder de las fuerzas estadounidenses.
Occidente, tras la intervención francesa en Mali para enfrentarse a la organización de Al-Qaeda en el Magreb Islámico y sus ramificaciones, ha puesto el combate contra las organizaciones yihadistas a la cabeza de sus prioridades y no exageramos si decimos que Occidente considera a estas organizaciones más peligrosas que el régimen sirio de cara a sus intereses en la región e Israel en concreto.
El sheij Moaz al-Jatib resumió este nuevo escenario sirio en Facebook: “Hay países que prometen y no lo cumplen, y hay países que dicen a los sirios ‘irrumpid’ y después los dejan en mitad de la lucha, también hay quien prometió apoyar a los revolucionarios y después los dejó morir. Hay quien se sienta en su sillón y dice: ‘Atacad, no negociéis’. Hay un silencio internacional y un asfixio de la revolución, y cientos de miles de refugiados y desplazados. Lo más importante de todo es que hay quien planea que Siria desaparezca del mundo durante una guerra que dure varios años”.
Estas palabras relejan el más alto grado de realismo y de corrección en la lectura de la situación en Siria. Son las palabras del hombre que siente que el pueblo sirio y su país, Siria, son víctimas del mayor engaño de la historia moderna tanto de sus parientes como de los desconocidos, un engaño cuyas víctimas son 60 mil, y hay quien pide que se multiplique por diez ese número para saciar su sed de sangre siria.
El régimen es el mayor responsable, sí, lo decimos sin dudar, pero ¿dejamos que el pueblo sirio se destruya a sí mismo y su país mientras intercambiamos acusaciones y reprimendas?
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