El presidente estadounidense Barack Obama presentó un plan en el Congreso para cerrar finalmente la cárcel cubana de Guantánamo, uno de los símbolos de los abusos cometidos tras el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, y transferir los detenidos que allí quedan a diferentes prisiones en su propio territorio.
De esta manera intenta cumplir con una de sus principales promesas de campaña antes de terminar su mandato, y contribuir con un gesto político al acercamiento iniciado con el gobierno de Raúl Castro. Sin embargo, no figura en los planes devolver el territorio a los cubanos, algo que los isleños vienen reclamando hace años.
Obama justificó su proyecto en el carácter perjudicial que tiene esa cárcel para EE.UU. “El cierre de Guantánamo es el cierre de un capítulo de nuestra historia, y aprender la lección del 11 de septiembre”, afirmó. “Desde hace tiempo es evidente que Guantánamo amenaza los valores de los estadounidenses y no ayuda a nuestra seguridad nacional”, agregó.
El mandatario admitió que encontrará obstáculos políticos ya que la oposición republicana buscará impedir que avance en el Congreso, pero señaló que se debe eliminar esa prisión porque “es vista como una mancha” para su país. “Es contraproducente en la lucha contra el terrorismo”, destacó, para luego apuntar a la falta de legitimidad legal que tiene. A quince años del 11/S, dijo Obama, “todavía tenemos que defender la existencia de un centro de detención y proceso donde no se ha alcanzado un solo veredicto, ni uno solo”.
La Base Naval de la Bahía de Guantánamo fue establecida en 1898, cuando EE.UU. ocupó la isla militarmente tras vencer a España en la guerra hispano-estadounidense. Pero a partir de 1903 estableció un acuerdo de alquiler permanente con las autoridades de la isla, que sólo puede anularse si las dos partes aceptan. Washington nunca quiso devolverlo, pese a los reclamos cubanos, por considerar que el lugar es una posición militar estratégica para el país.
Estados Unidos controla 116 km cuadrados en la bahía de Guantánamo. Allí, la frontera entre estadounidenses y cubanos es de 28 km, delimitados por dos hileras de vallas de tres metros de altura. En el medio hay un terreno neutral sembrado de minas explosivas.
Después de los atentados de 2001, el entonces presidente George W. Bush convirtió el lugar en una prisión de alta seguridad para acusados de terrorismo. Por sus celdas pasaron los detenidos más importantes, muchos de ellos capturados en Afganistán a raíz de la guerra contra los talibanes.
Según las denuncias realizadas por organismos de derechos humanos, allí se aplicaron en forma sistemática torturas psicológicas y físicas. Por eso Obama dijo que “mina nuestra posición en el mundo y es vista como una mancha en nuestro amplio récord manteniendo los más altos estándares del estado de derecho’’.
La prisión llegó a tener 800 presos. Cuando asumió Obama había 245, y actualmente quedarían sólo 91, ya que muchos fueron trasladados a otras jurisdicciones: cárceles en territorio estadounidense o en países aliados. Varios de los que quedan son considerados muy peligrosos. Inclusive entran en una categoría de prisioneros militares que no son sometidos a juicio. Entre ellos está Khalid Sheikh Mohammed, considerado uno de los cerebros de los atentados del 11/S.
La propuesta de cierre es parte del último esfuerzo de Obama para cumplir una promesa de campaña hecha en 2008. El proyecto contempla enviar los reclusos que quedan a 13 diferentes lugares, entre ellas prisiones ya existentes en Colorado, Carolina del Sur y Kansas, además de otras seis instalaciones en bases militares.
La oposición salió rápidamente a rechazar la propuesta. El senador y pre candidato presidencial republicano Marco Rubio impulsó ayer mismo una propuesta de ley para que Obama no pueda transferir el territorio a Cuba ni hacer modificación alguna sin autorización del Congreso. Después, durante un acto partidario, Rubio afirmó: “No solo no vamos a cerrar Guantánamo, cuando yo sea presidente, si capturamos a un terrorista vivo no va a tener una audiencia en Manhattan, no será enviado a Nevada, sino que van a ir a Guantánamo y vamos a descubrir todo lo que sabe”.
En cambio el pre candidato demócrata a la presidencia, Bernie Sanders, respaldó los argumentos de Obama y dijo sentirse “feliz” por la iniciativa. “Guantánamo ha dañado nuestra posición moral y socavado nuestra política exterior”, afirmó el político.
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