Cuenta la leyenda que en tiempos remotos, existían en el lago Estínfalos una especie de aves antropófagas cuyas plumas, garras y picos estaban hechos de sólido metal. Tales aberraciones causaban estragos entre los moradores de la región y la alarma fue tal que Hércules, metido de lleno en sus famosos 12 trabajos, se vio obligado a acabar con ellos. Dado que eran demasiadas y sus flechas (al igual que su fuerza) resultaban inútiles para acabar con los pájaros, la diosa Atenea le dio un cascabel de bronce cuyo sonido las espantó, consiguiendo así devolver la tranquilidad a la región de Estinfalia.
Hoy, en el siglo XXI, parece ser que este mito ha vuelto a la vida gracias a la tecnología militar. Y es que esta mitológica introducción solo era una antesala para hablar sobre los drones, las nuevas “joyas de la corona” de las Fuerzas Aéreas de alrededor del mundo. Toda potencia goza de sus particulares drones, desde Israel hasta Irán, desde China hasta Estados Unidos. Estos ejecutores aéreos se controlan desde centenares o miles de kilómetros de donde se hallan, reduciendo así el coste humano a cero. La semana pasada el número dos de Al-Qaeda en Yemen fue asesinado mediante el uso de esta arma. Antes el piloto podía ser derribado y acabar prisionero (o algo peor) en territorio enemigo, ahora difícilmente se puede acabar con el controlador de un UAV (Unnamed Aerial Vehicle), encerrado en una sala con aire acondicionado y protegido por la distancia.
El hecho de ser terriblemente certeros y que puede operar con suma facilidad en la mayoría de terrenos ha hecho que la Air Force de los Estados Unidos pase de tener un 5% de aviones no tripulados del stock total en 2005 a más de un 60% en la actualidad. Los pájaros de Estinfalia del siglo XXI suceden al invento de los Wright con pasmosa rapidez.
Incluso España, sumergida en la peor crisis económica desde hace 50 años, no puede resistirse a la moda de crear su propia bandada de estas “aves de la muerte”. Con costes que sobrepasan los cien millones de euros, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial ya ha diseñado varios modelos como el INTA SIVA. Incluso hay competencia con las otras contratistas del Ministerio español de Defensa como Indra, SCR o la viguesa Tekplus.
Pero no todo son ventajas en este tipo de armamento: su uso a veces no diferencia entre bajas militares y civiles, provocando cifras como las de Pakistán en los últimos ocho años, donde 344 incursiones de lospredator (292 durante el gobierno del Nobel de la Paz Obama) se han cobrado la vida de 176 niños (información sacada del Bureau of Investigative Journalism). Aparte la invención de la espada genera una réplica al inventarse el escudo así que numerosos drones han podido ser hackeados mediante simples ordenadores desde Irak o Afganistán. Por último destacar el alto coste que tiene mantener estos instrumentos de tecnología punta.
En definitiva, la guerra, al igual que todas las cosas, evoluciona, y mientras unos sacan las bandadas del lago Estínfalos otros inventan el cascabel de bronce. La misma historia pero con diferentes protagonistas. La diferencia es que las aves de Hércules eran un simple mito y no costaban la vida de centenares de humanos cada año.
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