La misma organización no gubernamental calculó que una persona integrada al plan llamado “Food Stamp” puede disponer de un discreto presupuesto adicional valorado en dos dólares (el costo de una taza de café) para comprar una cena promedio.
El uso de los bonos para alimentos se disparó en Estados Unidos desde el colapso del sistema financiero hace cinco años. Según el Departamento de Agricultura, esta opción aumentó en 70 por ciento desde 2007 y no disminuirá hasta que caigan los números del desempleo.
Los más de 42 millones de ciudadanos que recibirán este jueves el tradicional festivo de “Acción de Gracias” con estampillas para comidas equivalen a la suma de las poblaciones en los estados de California y Connecticut.
La Sunlight Foundation recuerda que el plan de ayuda gubernamental, llamado oficialmente “Programa para Asistencial Nutricional Suplementaria”, significa una cantidad anual cercana a 72.000 millones de dólares, que se suman al ya abultado déficit nacional.
Pese a ajustes positivos desde enero en el panorama industrial general, la macroeconomía norteamericana sigue lidiando con un remanente de casi 12 millones de desempleados y más de 40 millones de pobres o núcleos familiares de bajos ingresos.
Estados en el sur y en el oeste mantienen las más altas tasas de habitantes con penurias financieras, y paradójicamente Arizona, Nuevo México y Carolina del Sur evalúan propuestas legislativas para recortar ayudas a desamparados.
La tradición moderna del “Día de Acción de Gracias” tiene sus orígenes por 1621, en una celebración de las buenas cosechas en Plymouth, Massachusetts, ritual que evoca también como nativos de la tribu Wampanoag ayudaron a peregrinos con la entrega de semillas.
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