(Pienso, hablando legalmente, que hay una razón muy sólida para enjuiciar a todo presidente norteamericano desde la segunda guerra mundial. Todos han sido francos criminales o han estado involucrados en serios crímenes de guerra.) Chomsky

Sunday, December 16, 2012

USA VIOLENCIA FASCISMO REVOLUCIÓN


LA REFLEXION MAS CABAL SOBRE LA MATANZA DE NEWTOWN:

El riesgo de diagnosticar

La retracción social, la timidez o el aislamiento no convierten a nadie en un asesino

 15 DIC 2012 
Resulta difícil comprender qué pasa por la mente de un joven de 20 años para cometer un crimen tan atroz. Si ya es difícil justificar el parricidio, ampliarlo al asesinato de 20 niños y otros 6 adultos, y al posterior suicidio, requiere una reflexión prudente y alejada de prejuicios.
Diagnosticar comportamientos es un error en sí; lo que se diagnostica son enfermedades. Según los datos de que disponemos hasta ahora, Adam Lanza carecía de antecedentes de tratamiento psiquiátrico. Quienes le conocían hablan de un niño retraído, tímido, con tendencia al aislamiento social. Según distintas fuentes los síntomas son compatibles con enfermedades de lo más heterogéneo: trastorno de la personalidad, autismo, paranoia, fobia social. Son todo conjeturas. En una visión retrospectiva puede parecer un enfermo mental, pero ¿por qué su madre no pidió ayuda? No se trata de una persona con claros síntomas de un Trastorno Generalizado del Desarrollo (autismo, Asperger...) en la infancia. Las alteraciones de la capacidad de empatía propia de los niños con este tipo de patologías les inhabilita para sentir y mostrar afectos, que incluyen tanto el amor como el odio, y está claro que Adam Lanza estaba cargado de odio y de ira. No se trata de una persona que no desee el trato social sino que huye de él por falta de habilidades. La incapacidad para inculparse por sus propias carencias le convierte en una víctima del rechazo social, que le llena de ira y agresividad.
La retracción social, la timidez o el aislamiento no convierten a nadie en un asesino, sin embargo necesitamosque nos hablen de enfermedad mental, en un intento de poner una barrera entre estos sujetos y nosotros, sabernos incapaces de cometer una barbaridad porque nos sabemos sanos.
Los crímenes en masa perpetrados por jóvenes en EE UU en las últimas décadas escapan a nuestra capacidad de comprensión. Sin embargo, existe una amplia bibliografía en estudios de investigación en psicología social que demuestran que cualquier ser humano, aparentemente adaptado, es capaz de llevar a cabo acciones de las que ni él ni las personas cercanas les considerarían jamás capaces.
Me pregunto por qué el empeño de algunos medios de comunicación estadounidenses en buscar un diagnóstico psiquiátrico para un asesino que convivía con armas de fuego desde la infancia, y que para perpetrar el asesinato se vistió con ropas de combate. Tal vez los interrogantes tengan más que ver con la naturalidad con la que se vive el uso de armas que con la existencia o no de trastornos mentales.
Lola Morón es psiquiatra.

Tortura y polémica en la pantalla

La nueva película de Kathryn Bigelow, ‘La noche más oscura’, sobre la captura de Bin Laden, reabre el debate sobre los métodos de la CIA para obtener información

YOLANDA MONGE Washington 14 DIC 2012 -



Aún no se ha estrenado —llega a las pantallas estadounidenses el 11 de enero, y en España se verá una semana antes—, pero el ruido mediático logrado por la nueva película de Kathryn BigelowLa noche más oscura (Zero dark thirty)—gracias a su éxito entre los críticos o a las candidaturas a premios como los Globos de Oro, anunciados ayer y en los que ha obtenido cuatro nominaciones—, ha reabierto en Estados Unidos el debate sobre la legitimidad de la tortura —debate sobre una cuestión política y moral que se abrió durante la presidencia de George W. Bush con la creación de Guantánamo y las cárceles secretas de la CIA—. Bigelow ilustra, como si fuera una crónica periodística alejada de cualquier opinión (o justo por su renuncia, cargada de ella), la década que pasó la CIA tras el fantasma de su enemigo público número 1, Osama Bin Laden. ¿Fueron cruciales en la muerte de Bin Laden los brutales interrogatorios a los que fueron sometidos algunos sospechosos? ¿Se le habría dado caza de no haberse producido?

Tanto el expresidente Bush —en sus memorias— como sus ideólogos de la guerra contra el terrorismo siguen insistiendo en que la fuerza fue necesaria y básica para persuadir a hablar a los miembros de Al Qaeda que finalmente condujeron a los Navy Seals a la guarida de Bin Laden en Abbottabad (Pakistán). John Yoo, uno de los abogados de Bush a cargo de la arquitectura legal que dio luz verde a la tortura en una de las épocas más oscuras de la historia estadounidense, justificaba el uso de las eufemisticamente llamadas “técnicas de interrogatorio violentas” dos días después de la muerte de Bin Laden en mayo de 2011. “El presidente Obama puede hoy, legitimamente, atribuirse el éxito. Pero se lo debe a las duras decisiones que hubo que tomar durante la Administración Bush”, escribió Yoo en la revista National Review  (SEGUIR LEYENDO)

La excusa de la cultura de las armas en Estados Unidos

Fue la irrupción de la NRA en la política lo que llevó las cosas hasta el punto en el que hoy están

  • El asesino de Newtown se ensañó con varios tiros a cada niño
  • Un asesino sin historia
  •  Washington 15 DIC 2012 
  • Estados Unidos adora las armas. Esa es una realidad. Un 69% de la población confiesa haber disparado alguna vez y un 47% reconoce que tiene al menos un arma en su casa, según encuestas de Gallup. Pero la cultura de las armas, conectada a las raíces de esta nación, ha sido también utilizada por la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el principal lobby del sector, para la defensa de un negocio muy lucrativo que ha crecido desproporcionadamente en los últimos años.

La Segunda Enmienda de la Constitución norteamericana, que reconoce, según algunos, incluido el actual Tribunal Supremo, el derecho a poseer armas de fuego, fue redactada por James Madison, un sureño, socio de Thomas Jefferson, para mitigar las sospechas de sus paisanos sobre la intención de los federalistas de Nueva Inglaterra de crear un estado central acaparador y opresivo.
Esa Enmienda dice, textualmente, que “siendo necesaria una bien regulada milicia para la seguridad de un estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no debe de ser infringido”. Sobre ese texto se han hecho interpretaciones diferentes de forma constante casi desde el mismo momento de su publicación. Algunos juristas, incluidos miembros de otros anteriores tribunales supremos, entienden que se refiere exclusivamente a un periodo anterior a la creación de un ejército nacional de EE UU, cuando las milicias eran aún el principal cuerpo de protección de los ciudadanos, y a las rudimentarias armas de defensa personal que existían en aquel momento.(SEGUIR LEYENDO)
Una niña es confortada por su madre en una vigilia en Newtown / E. DUNAND (AFP)

 UN asesino sin historia


Muy pocos vecinos del tranquilo barrio de clase media-alta que se extiende alrededor de la calle Yogananda en Newtown habían reparado en el joven delgaducho y pálido que vivía desde hace 20 años en el número 36. Hasta el pasado viernes, cuando Adam Lanza descerrajó un tiro en la cabeza a su madre, Nancy, antes de recorrer los ocho kilómetros que separaban su casa de la escuela primaria de Sandy Hook, donde sembró el terror al tirotear a 26 personas —20 de ellas niños— antes de quitarse la vida.
“Era un chaval muy tímido, bastante retraído”, explica Kathy Brophy, que vive a unas calles de distancia de los Lanza y cuyo hijo solía jugar de pequeño con el asesino. “Hace mucho que no hablaba con la familia”, asegura. En el vecindario pocos recuerdan a Adam Lanza o a su hermano Ryan. “Aquí vivimos de manera aislada, apenas tenemos trato los unos con los otros a no ser que coincidas en la parada de autobús escolar para dejar a los niños”, indica Doreen Hausburgh, una odontóloga de 42 años que reside por la zona.
Ese carácter reservado de Lanza es el que está complicando a las autoridades la elaboración de un perfil que pueda explicar las razones que llevaron al joven a disparar de manera indiscriminada contra niños. El pasado de Lanza es una incógnita del que no hay casi rastros. No tiene perfil en ninguna red social y su foto ni siquiera aparece en la orla de su promoción, la de la clase del 2010 del Newtwon High School. Su paso por ese instituto también aparece difuminado. Apenas hizo amigos y sus compañeros lo recuerdan como un chico “callado y brillante”. Tanto él como a su hermano Ryan, de 24 años, pertenecían al club de tecnología donde “pasaban muchas horas jugando a los videojuegos en la sala de televisión”, cuenta por teléfono Tim Arnone, que conocía a Lanza desde que ambos coincidieron en Sandy Hook, el mismo colegio en el que éste acabó con su vida.
Otro conocido, que ha preferido no dar su nombre, asegura que era un fanático de la cultura japonesa y del juego de armas Dynasty Warriors. Lanza estaba familiarizado con las armas. Su madre era coleccionista y algunos medios han asegurado que solía salir con sus hijos a hacer prácticas de tiro, un detalle en el dibujo de la tragedia que está dando de qué hablar entre los vecinos.(SEGUIR LEYENDO)


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