Publicado en la revista digital SISTEMA, 16 marzo 2009
El artículo documenta el enfado popular existente en EE.UU. hacia las instituciones políticas, financieras y mediáticas de aquel país, enfado responsable de la elección del candidato Obama, el cual, al ser elegido Presidente, se ve en ocasiones desbordado por tal enfado que refleja un deseo de cambio más intenso y profundo del que el Presidente Obama estaba dispuesto a realizar. El artículo muestra ejemplos de esta situación.Y este pone manos a la obra para repensar este momento y poner todos los medios para impedir que sean los mismos, los que han llevado las cosas hasta esta siruacion los que capitaneen la solucion: imbecil solucion que no sera otra cosa que mas de lo mismo en otros terminos y acumulando, si ello es posible, todo el poder en menos manos. Continua el saqueo y no hay a donde ir. ¿Que hacer?
La lucha de clases en EE.UU. Por Vicenç Navarro
Posted: 23 Mar 2009 11:10 AM PDT
El artículo critica la llamada a la congelación y bajada de salarios que varios autores y el mundo empresarial en Europa y en España están pidiendo. Este artículo analiza el conflicto que existe hoy en EE.UU. entre el mundo empresarial por un lado y los sindicatos (apoyados por la Administración Obama) por el otro para pasar una ley que facilita la sindicalización de los trabajadores que les permita subir sus salarios y su capacidad adquisitiva, considerándose este aumento como un componente muy importante del estimulo económico. Durante la época Bush júnior, las familias de clase trabajadora (que en EE.UU. se las define como clases medias) vieron una reducción de su ingreso familiar de 2.500 dólares. Esta reducción salarial contrastó con el enorme incremento de los beneficios empresariales. La disminución de las rentas de la clase trabajadora ha sido una consecuencia de la debilidad de los sindicatos, resultado de la enorme agresividad de la clase empresarial apoyada por la Administración Bush que ha hecho todo lo humanamente posible para reducir el poder y la influencia sindical en las empresas. Sólo el 7,5% de los trabajadores están sindicalizados, y ello a pesar de que la mayoría de trabajadores en EE.UU. indican que desearían estar sindicalizados si se les diera la oportunidad de hacerlo, lo cual no es nada fácil debido a las grandes dificultades que el mundo empresarial pone a que los trabajadores se sindicalicen. En EE.UU. hay, en general, una relación clara entre el grado de sindicalización de una empresa y el salario de los trabajadores que están sindicalizados en aquella empresa. Los convenios colectivos, por cierto, sólo cubren a los trabajadores del sindicato que negocia, no a todos los trabajadores en la empresa. De ahí que el debilitamiento de los sindicatos a nivel empresarial haya sido una estrategia clave para reducir los salarios.
El cambio de gobierno, con una Administración y un Congreso más sensibles a las peticiones de los sindicatos (que apoyaron activamente el cambio ocurrido en la Administración y en el Congreso) ha creado una lucha intensa entre éstos y las asociaciones empresariales. Si usted visita EE.UU. estos días, verá en la televisión anuncios a favor y en contra de la Ley EFCA (Employee Free Choice Act), “La ley de la libre elección en el puesto de trabajo” refiriéndose en el título de la ley a la libertad que los empleados debieran tener para sindicalizarse si así lo desean, impidiendo los obstáculos que la empresa pone para que tal libertad se manifieste. Tal ley ha sido propuesta por los sindicatos y ha sido apoyada por la Administración Obama. La Ministra de Trabajo de tal gobierno, la Sra. Solís (que fue sindicalista, y de padres sindicalistas y la Ministra más progresista del gobierno Obama, apoya activamente la ley frente al director de la oficina económica de la Casa Blanca, el Sr. Lawrence Summers (próximo a la Banca) que se opone. El Presidente Obama, sin embargo, la apoya. La Cámara de Comercio se opone activamente, invirtiendo 200 millones de dólares en campañas televisivas para derrotarla, argumentando que la aprobación de tal Ley implicaría “la desaparición de la civilización americana”, frase que utiliza en la promoción de su postura antisindical. Tal promoción utiliza, por cierto, declaraciones que el Sr. Summers había hecho en el pasado oponiéndose a tal propuesta de ley. Esta Ley, en caso de aprobarse, tendría un impacto sustancial en el incremento de los salarios. Hoy un trabajador sindicalizado consigue, como promedio, un salario que es 33% superior al del trabajador no sindicalizado. Tal crecimiento de los salarios se considera, por la mayoría del Congreso y del Gobierno Obama, como un elemento muy importante del estímulo económico, permitiendo una mayor demanda por parte de la población.
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